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El Simón: Pionero del Transporte en Madrid

 A fines del siglo XVIII, Madrid presenció el surgimiento de un sistema revolucionario de transporte: los coches de alquiler con parada fija, una alternativa moderna a las sillas de manos y mulas de épocas anteriores. Este sistema, que ofrecía servicios por horas o trayectos, marcó el comienzo de una nueva era en el transporte urbano, y los coches diligentes fueron sus pioneros, anticipando lo que más tarde se convertiría en el famoso taxi madrileño

El 14 de septiembre de 1792, el rey Carlos IV dio luz verde al establecimiento de los coches diligentes, bajo el liderazgo de don Francisco Tolosa. Estos coches, similares a los «Fiacres» de Francia, eran tirados por dos mulas y conducidos por cocheros elegantemente vestidos. Operaban desde la mañana hasta la noche, brindando un servicio vital para los habitantes de Madrid.

Sin embargo, entre todas estas innovaciones destacó el «Simón», un carruaje revolucionario creado por Simón Tomé Santos. Nacido en Corcubión a principios del siglo XVIII, Santos llegó a Madrid en busca de fortuna y se dedicó a diversos oficios antes de emprender su visión de modernizar el transporte en la capital. Fundó una fábrica de coches, y sus creaciones, conocidas como «Simones», pronto se convirtieron en sinónimo de comodidad y accesibilidad para el pueblo madrileño.

A pesar de su impacto inicial, el Simón no estuvo exento de críticas por el estado de los coches y los animales. El costo de alquiler era considerable, y su reputación se vio empañada por los comentarios despectivos de algunos. Sin embargo, para muchos, el Simón representaba un avance en el transporte público y una solución práctica para diversas necesidades cotidianas.

Hoy, el legado del Simón perdura como un recordatorio de los primeros pasos hacia la modernización del transporte en Madrid, y su nombre sigue resonando en la historia de la ciudad como un símbolo de innovación y progreso.

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