Era la Nochebuena de 1848 cuando una de las principales calles de Madrid, la calle Alcalá se ilumino con lamparas de gas. La luces en las ciudades han recorrido un largo camino desde que se utilizaron por primera vez en el siglo XV, cuando la gente utilizaba cera de abeja, aceite de pescado y otras sustancias para alimentar la luz de sus lámparas. En 1792, William Murdoch, un ingeniero e inventor británico, utilizó el gas producido a partir del carbón, que resulto ser el mejor combustible, y cambio toda la forma de vida en el mundo civilizado. Ya no era tan peligroso salir por la noche. La llegada de las primeras luces de gas fue todo un acontecimiento, suponía el fin de las velas y los quinques. Las calles de Madrid era sombrías, así que con el nuevo alumbrado se inicia un gran avance.
