Tras ser elegida nueva consorte del rey Carlos II en abril de 1690, Mariana de Neoburgo desembarca en el Ferrol tras una larga travesía. Una Junta extraordinaria se ocupó de organizar los festejos con motivo de la entrada en la Villa y Corte, intentando que fueran lo más económicos posibles, así se busco una ruta de viaje a Madrid que resultara barata, viajando de incognito, se prohibió el uso de oro y plata en vestidos y colgaduras, se pidió a los gremios de joyeros, plateros y sederos que se encargaran de los adornos de las calles y a los responsables de iglesias, conventos y hospitales que engalanaran las fachadas de sus edificios. Se aprobaron los proyectos de los artistas que tenían que intervenir, será el arquitecto Teodoro Ardemans el encargado de dirigir los diseños para la entrada.
El 22 de mayo será el día para la entrada solemne, tras recorrer un camino entre el Palacio del Buen Retiro y el Alcazar. A lomos de un caballo blanco y seguida de cortejo de grandes, nobles, damas, Ordenes militares, músicos, y guardias, atravesó la Puerta de Palacio del Buen Retiro (Puerta de Mariana de Neoburgo) y finalizaba en la Plaza del Alcazar donde se situaron dos Carros Triunfales. La entrada de la reina fue una muestra del gusto de la sociedad barroca por lo artificioso y teatral, era una forma de hacer propaganda del poder de una monarquía que languidecía.
El anónimo de la Colección Abelló, es un documento gráfico esplendido de este momento.
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