¿De dónde procede esta expresión?. Suele utilizarse para advertir a alguien que puede ser engañado. Una expresión afortunada y que tiene un origen literal. Era costumbre por parte de los taberneros tener vinos de distintas calidades, y según la confianza o lo educado del paladar del cliente, cuando ofrecían un vino de peor calidad, lo acompañaban de un trozo de queso de sabor fuerte para adormecer las papilas gustativas y que el vino pareciera de mejor calidad de lo que realmente era.

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