Fue un 28 de abril de 1832 cuando fue sustituida la horca por el garrote vil como instrumento de ejecución. Máquina utilizada para aplicar la pena capital usada desde 1820 hasta la abolición total de la pena de muerte en 1978. No vamos a entrar en detalles, pero consistía en consistía en un collar de hierro atravesado por un tornillo acabado en una bola que, al girarlo, causaba a la víctima la rotura del cuello. Pero esto dependía en gran medida de la fuerza física del verdugo y la resistencia del cuello del condenado, y la experiencia demostró que raramente sucedía así; la muerte solía sobrevenir por estrangulamiento.

Múltiples casos se daban en los que se alargaba la agonía del condenado. A título de ejemplo, el informe médico de la ejecución del famoso José María Jarabo en 1958 observaba que la muerte no se había producido de forma instantánea, sino con «excesiva lentitud».
Cada tipo de ejecución era escenificada de manera distinta y se diferenciaba en el modo de conducir el condenado al garrote: A los nobles en caballos ensillados, a los de garrote ordinario en mula o caballo y a los de garrote vil en burro, mirando hacia la grupa o arrastrados. La ejecución se anunciaba con tambores con el parche flojo, que se llamaban «cajas destempladas» de donde viene la expresión.
En la exposición Ramón Casas, la modernidad anhelada, podemos contemplar su fantástica visión del Garrote Vil, oleo donde narra de manera cruda y explicita el espectáculo de una ejecución pública por garrote vil.
CALLEJEARTEMADRID VISITA RAMON CASAS. CAIXA FORUM
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