Un 15 de enero de 1798 Goya comienza los trabajos de preparación para pintar los frescos de la ermita de San Antonio de la Florida. Casi un año después, el 20 de diciembre, el artista aragonés, con más de 50 años, consigue su objetivo, ser pintor del rey Carlos IV.
Goya puso al servicio del tema religioso todo su saber hacer para convertirlo en una escena popular, como si se desarrollará en la Pradera de San Isidro, que tantas veces pinto para la Fábrica de cartones, hizo profano un tema religioso y lo acerco al pueblo. Tradición y modernidad, en esa cúpula por cuya barandilla se asoma el pueblo de Madrid, sus embozados, majas, alcahuetas, cómicos, paisanos de la Villa que miran con asombro el milagro del Santo portugués.

VISITAS GUIADAS ERMITA DE SAN ANTONIO DE LA FLORIDA
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