El Metro de Madrid alberga leyendas y secretos terroríficos y ahora que estamos en fechas de difuntos son muy apropiadas.
Una de ellas es sobre las catacumbas de Tirso de Molina. Hace 150 años sobre la plaza de Tirso de Molina había un convento de la orden Mercedaria, cuando comenzó la construcción del metro, en los años 20, aparecieron huesos de antiguos monjes y decidieron dejarlos en los andenes y recubrirlos con azulejos.
En la línea 5 de metro hay una leyenda oscura sobre el décimo vagon de tren, que esta embrujado y se ven sombras extrañas y lamentos horribles. En la misma línea y en 1919, las mujeres estaban aterrorizadas porque había un hombre que se dedicaba a hacer cortes con un bisturí en los glúteos de mujeres quienes no lo notaban hasta sangrar porque empapaba el bisturí con anestesia. Y la historia más macabra, en la estación de Chamberí. Cuentan que en los años 50 una huérfana descubrió el romance entre un cura y una monja que trabajaban en el Orfanato, para que no hablara, aprovecharon una excursión de las niñas, para arrojarla a las vías del tren, desde entonces la estación está maldita y la niña aparece en la fecha de su muerte
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