La Historia nos enseña casos de una fugacidad ministerial a veces lógica pero nunca edificante. Esta es la historia de uno de esos cambios gubernamentales: el del llamado Ministerio relámpago, en la España de 1849. Nos encontramos bajo reinado de Isabel II, casada con su primo don Francisco de Asis de Borbón, que conspiró contra su esposa y sus gobiernos, y sobre todo contra el General Narváez, porque apartaba a su camarilla, le obligaba a reducir su vida social, y le impedia hacer negocios.
Encontró la excusa en la «Cuestión de Roma», el nuncio del Papa, convenció al rey consorte de que la política de Narváez debilitaba la monarquia española al no cumplir el deseo del Papa. Pio IX, que quería volver al régimen absoluto. Fco. de Asis pensó en el conde Cleonard, títere para sustituir al General que presidia el gobierno. La reina se dejo decir, pero urdió un plan para desbaratar tal traición.
Firmó los decretos del cese de Narváez, Cleonard formo su gabinete, pero la prensa del dia 20 de octubre acuso al rey y a Cleonard de golpe de Estado, hasta los periódicos progresistas alabaron a Narváez, quien se paseó por Madrid para recibir el calor popular. La cascada de dimisiones fue inmediata, y los desaires continuos. Narváez ordenó las cosas. Privó al rey Francisco de todos sus poderes en Palacio, salvo en lo concerniente a su servidumbre y todos su camarilla fue apresada, desterrada, apartada de la Corte
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