Inmortalizado por Velázquez, con un hermoso retrato que podemos disfrutar en el Museo del Prado, don Diego de Acedo era enano que no bufón, y trabajó en la corte de Felipe IV como funcionario en la Secretaria de la Estampilla, por ese motivo, el pintor le retrata con varios libros voluminosos, un tintero, mirada pensativa e inteligente, al fondo un esbozo de la Sierra de Guadarrama.
El retrato aparece inventariado en la Torre de la Parada en 1701, en 1714 es llevado al Palacio de El Pardo, mas tarde al Palacio Real de Madrid y en 1819 ingresó en el Museo del Prado donde Pedro de Madrazo lo identifica con don Diego de Acedo, de sobrenombre El Primo.
Mujeriego y con fama de conquistador, resulto herido por un disparo probablemente dirigido al Conde-duque de Olivares a quien acompañaba dando aire con un abanico.
Acerca de su apodo, se ha pensado que podría ser primo del propio pintor, hermano de cierta Lorenza Acedo y Velázquez
que era prima del artista o del aposentador José Nieto Velázquez.
Pero también se especula que «primo» era el trato que el rey daba a los grandes, Velázquez satiriza al enano por eso va cubierto con sombrero, privilegio de la nobleza. Murió en 1660 y fue enterrado en San Juan,
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